Valenciano

Estudio sociolingüístico del valenciano

Extensión del valencianoLa tradición ha considerado habitualmente las lenguas o los idiomas desde el punto de vista histórico-diacrónico. Los lingüistas se preocupaban mucho más del origen que del estado actual de las lenguas. En la literatura valenciana podemos encontrar bastantes referencias al origen del valenciano: “venía del provenzal”, “lo traían las doncellas de Lérida”, “la base es el latín”, etc. No obstante, estas referencias no han planteado de forma muy rigurosa el estudio del origen y las influencias que tuvo.

El cambio de orientación de los estudios lingüísticos —introducidos por el estructuralismo— no redujo el interés por el origen y la evolución de las lenguas, sino que hizo que estos se realizaran de una manera más técnica y científica. Al mismo tiempo, la historia de la lengua se ve como un proceso continuo del cual el
estadio actual no es otra cosa que una etapa más.

Lengua, dialecto, variedad y habla

Para situar la cuestión es conveniente conocer alguna de las definiciones que de estos conceptos se ha dado, por la importancia que tienen a la hora de definir el valenciano. Como ejemplo usaremos la de Manuel Alvar (Alvar, M.: NRFH, XV, 51-60):

a) Lengua: “sistema lingüístico del cual se vale una comunidad hablante, y que se caracteriza por estar fuertemente diferenciado, por tener un alto grado de nivelación, por ser vehículo de una importante tradición literaria y, en ocasiones, por haberse impuesto a otros sistemas lingüísticos de su mismo origen”

b) Dialecto: “sistema de signos separados de una lengua común, viva o desaparecida; normalmente en una concreta limitación geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otras lenguas de origen común”

c) Habla: “Peculiaridades expresivas propias de una región determinada, cuando no tienen la coherencia que tiene un dialecto”.

d) Variedad: El término variedad es utilizado en sociología del lenguaje como una denominación no valorativa para referirse a una “clase” de lengua o modalidad lingüística, sin las connotaciones que tienen los otros términos (lengua, dialecto y habla).

Según las anteriores definiciones, el valenciano, como otras lenguas, está en una situación un poco confusa. Tiene suficientes características para ser una lengua, si bien el problema está en el concepto de sistema “fuertemente diferenciado” de M. Alvar y en otras cuestiones de demografía histórica — reconquista de Jaime I en el siglo XIII—, que tiene una difícil solución.

Por otra parte, está suficientemente claro que aunque la base del valenciano fuera una lengua importada —el catalán en el siglo XIII—, tendría pleno derecho social —y sociolingüístico— a considerarse un idioma en la actualidad.
Además, tenemos que decir que los conceptos de lengua y dialecto no parece que sean percibidos de la misma forma por las distintas culturas, es decir, carecen de validez transcultural (Romaine, S.: El lenguaje en la sociedad, 1996, especialmente el capítulo 1).

Relaciones entre lengua y dialecto

La diferencia entre lengua y dialecto no es tan clara como parece si se atiende a las definiciones que se han dado y al debate que continúan generando (una razón sería la distinta consideración que han tenido las diferentes variedades lingüísticas españolas a lo largo de la historia reciente).

Hay casos en los cuales dos hablantes del mismo dominio lingüístico se expresan con “variedades” tan diferentes que podríamos —según los anteriores criterios— afirmar que son lenguas distintas (por ejemplo, los denominados dialectos del chino); o que lenguas distintas podrían catalogarse como una porque es posible la intercomprensión entre los nativos de éstas (por ejemplo, el valenciano y el occitano).

Por otra parte, todas las actuales lenguas románicas están en relación —según las definiciones dadas— de “ser dialecto de” y en un momento determinado, o por el transcurso del tiempo, haber cambiado a la categoría de lengua.

Este fenómeno de la promoción de “dialectos” a “lenguas” o “idiomas” ha sido estudiado por la sociolingüística, que no encuentra impedimentos absolutos en que un “dialecto” —en el supuesto de que el valenciano fuera un dialecto— sea reclasificado como “lengua”, por la voluntad de la comunidad de hablantes. El fenómeno contrario, que una “lengua” pase a la condición de “dialecto” también se podría dar (podría ser el caso del idioma aragonés).

Perspectivas definidoras de la lengua valenciana

Siguiendo una estricta metodología científica, se puede decir que no hay un único criterio que permita categorizar la manifestación oral de una comunidad como una lengua o como un dialecto; es, normalmente, un conjunto de puntos de vista el que determina la identidad de lo que habla el pueblo.

Entre los criterios más utilizados está el de la filogénesis (clasificación genética de las variedades), pero en otros casos son determinantes los factores sociales, políticos, literarios o históricos, al margen de los filogenéticos.

En un nivel puramente enumerativo, podemos caracterizar el valenciano como lengua desde las siguientes perspectivas:
a) Política: Una variedad es definida como idioma —equivalente a lengua— por una decisión del poder político, o por los representantes legales de una comunidad,
b) Geográfica: Relacionada con la anterior, suele ser una norma legal, la que especifica el espacio que ocupa una variedad lingüística.
c) Histórica: La evolución del valenciano ha sido pareja a otras lenguas románicas ibéricas, sobre todo después de que la hipótesis del vacío demográfico y lingüístico en tiempos de la reconquista del Reino de
Valencia sea muy difícil de sostener con pruebas.
d) Literaria: A pesar de las controversias del término “valenciano” en la literatura medieval de la Comunidad Valenciana, es notorio y conocido que esta manifestación idiomática ha tenido una época de esplendor durante los siglos XIV y XV.
e) Social: La mayor parte de la sociedad valenciana está de acuerdo con el sentimiento de que habla una lengua diferenciada respecto a otras que le son próximas geográficamente; este sentimiento de diferenciación tiene una restricción conceptual importante, ya que no se puede entender como “independencia lingüística”, como ninguna de las lenguas románicas es independiente de las otras. Que esta percepción no sea absoluta se debe, entre otras razones, a la difusión que han tenido otras concepciones sobre el valenciano durante muchos años,
f) Lingüística: Siendo estrictos, el valenciano es un sistema como otro cualquiera, que es capaz de satisfacer las necesidades comunicativas de una sociedad, con una mayor similitud respecto al catalán y al occitano y una mayor diferenciación respecto al castellano. Los problemas surgen por ejemplo, cuando se ha de decidir la normativización que se aplica, o la orientación final de la planificación lingüística.

Diferencias teóricas sobre el origen del valenciano

El debate principal se ha concentrado de forma especial en un área del conocimiento: la lingüística. Aquí ha habido tradicionalmente dos posturas: la catalanista (defensora de que el valenciano es una variedad importada del catalán en tiempos de la reconquista y su correlativa unidad de la lengua) y la valencianista (defensora de la autoctonicidad de la lengua y de su correlativa diversidad). En los últimos años ha aparecido una tercera conocida con el nombre de occitanista (que sostiene la unidad lingüística entre el catalán, el valenciano y el occitano, siendo su correlativo el de la autonomía idiomática).

Aparte de estas teorías sobre el valenciano se han de mencionar otras que proceden de campos distintos como el de la historia (que fundamentalmente sostiene que no se produjo el denominado “vacío demográfico” después de la reconquista de Jaime I en el siglo XIII) y el de la etnolingüística (que propugna
una visión más amplia de la cuestión incardinándola en la cultura; de esta forma se mantiene la hipótesis de que la cultura valenciana es producto de un pueblo y de una larga tradición que no es fácil sustituir).

El nombre de la lengua

Derivada de otras cuestiones que hemos mencionado tenemos otra polémica, la del nombre que se le tiene que dar a la variedad idiomática propia de los valencianos.

Siguiendo las tres teorías lingüísticas —no las únicas posibles—, cada una de ellas propugna una denominación:

- la hipótesis catalanista defiende el nombre de “catalán”,
- la hipótesis occitanista considera adecuado el término de “valenciano”,
- la hipótesis valencianista estima que el único nombre propio es el de “valenciano”.

La argumentación, pretendidamente científica, para denominar la lengua como catalana se ha basado tradicionalmente en consideraciones históricas (precisamente el aspecto más controvertido del problema:

¿fue importada la lengua?), geográficas (aduciendo que el nombre de catalán para el valenciano es
el más adecuado porque Cataluña es más extensa y está más poblada) y literarias (por que la Renaixença tuvo su origen en Cataluña). En éstas se ha de añadir el hecho de que la “comunidad académica internacional” así lo denomina.

Cualquiera de las cuatro razones aportadas carece de peso específico, discriminante o determinante, con el conocimiento científico (otra cosa diferente es que puedan ser utilizadas o admitidas).

En lingüística el caso valenciano posiblemente sea el único en el cual una variedad —lengua o dialecto— tiene que tener una “denominación científica”. Los nombres de las lenguas suelen ser históricos, tradicionales, populares, pero ¿científicos? Las lenguas como hechos sociales son similares —en la cuestión
denominativa— a otros elementos como los accidentes ortográficos, los nombres de los estados y de las regiones o la antroponimia, no son “científicos”. El tema del nombre es una faceta más de la ceremonia de la confusión para crear una unidad “etnocultural” —catalana— que, a largo plazo la transcendería y
se transformaría en política (es la idea de los “países catalanes”, que no es aceptada por los valencianos).

Enlaces externos

http://www.valencian.org/comu/valenciasxxi.pdf